Escribí este cuento pensando en lo difícil que es llevar a cabo los sueños.
Me gusta volar, y también soñar, pero no puedo hacer ambas
simultáneamente. ¿Por qué?
Loa aztecas tenían 13 cielos y un ascensor que los llevaba y
veían las estrellas, pero tenían que dejar sus sueños tirados en el piso,
porque eran muy pesados. O pagar el
precio: caerían a 7 infiernos.
Un libro que leí decía que volar era una forma de soñar.
Una chica rusa fue filmada mientras volaba, al percatarse
huyo y ese sueño infantil se hizo pesadilla. Ese es un porque el precio de
volar soñando: se vuelve pesadilla.
Cuando las brujas creían volar en escobas con mandrágora, en
realidad se masturbaban y deliraban. Ese narco-sueño pagaba.
Me dormí y soñé que me enamoraba, inventé esa situación, y
al despertarme pagué el precio de decepcionarme.
No debo soñar y volar simultáneamente, porque todo cae por
su propio peso y yo caigo por el precio de mis sueños.
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